jueves, 17 de septiembre de 2009

El rio de la vida... de la vida de verdad.


Como una serpiente acrílica, las borregas siguen al pastor, el pastor sigue de reojo a las nubes y las nubes le dan la espalda al sol, al día siguiente, tras la noche preñada de roció, los carneros salen al cruce de las borregas y el pastor mira para otro lado, pensando en ello pero mirando para otro lado, el sol a pesar de las nubes ,calienta el prado de legumbres tiernas que se apartan al paso del ganado, al fondo del camino la cabaña acogedora que no teme al roció, pero que respeta al pastor,lo respeta porque es su corazón el que manda sangre a sus cuadernas y da color a sus tejas, mientras tanto, la lumbre arde, altiva, sin acordarse del misto ni de la tea.

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