jueves, 30 de julio de 2009

en todas las orillas de todos los mares...


El tiempo del verano, es sin lugar a dudas el tiempo del esfuerzo, hoy esta afirmacion carece de sentido, pues el estiaje de los contemporáneos es un folleto de agencia de viaje, o un reencuentro con los paisajes vernáculos, o una road mouvi de 98 octanos por las carreteras de cualquier pais moderno... el esfuerzo de soportar la estación mas yerma en frutos, mas rigurosa en estares climatológicos, el tiempo mas largo de vivir, el tiempo mas luminoso, quizás si nuestras vidas discurriesen por encima del paralelo que tenemos a septentrión, esta seria la mejor vida posible, un eterno sol cegador, que bueno, un eterno sol cegador... el caso es que a las culturas abrasadas por Lorenzo, lo de que el aire arda, el que las plantas se mueran, el que las bestias renieguen de haber nacido, el que las moscas sean las dominantes en tu nariz, como que no, mejor imaginemos un verano a la sombra de las parras, de madrugones extremos evitando la cenitalidad del sol, de las mangas largas para no ser roído por los UVA, el de los umbráculos improvisados, es una constante huida del astro rey, solo en los ocasos y en las amanecidas se pude ser feliz, es un gran esfuerzo el pasar entre san Juan y san Miguel y no descreer se de cualquier religión que adore al sol, o quizás los zoroastrismos eran justo lo contrario, los que se supeditavan a los caprichos de una vida bajo el sol...

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