viernes, 26 de junio de 2009

la cal, viva o muerta... para los gitanos azufre.


hoy lo e vuelto a hacer, hacia muchos años que no me permitida el lujo de tamaño experimento , de buena mañana, me acopie de un saco de cal viva y al medio día, cuando mas calor hacia, sin piedad vertí el contenido del saco en un lebrillo de barro cocido, lleno de agua hasta su mitad, a los pocos minutos, el espectáculo comienza y el sonido del agua quemada por la piedra antes quemada, recorrió el rodal de mi mente mas arcaico y profundo... estaba hirviendo el agua, la cal se estaba muriendo de alegría de volver a encontrar en sus entrañas al antiguo liquido que el hombre fue capaz de extraerle de la forma mas cruel posible, al blanco vivo de las candelas poderosas. los vapores de la cal cuando muere definitivamente, son como los fuegos fatuos, tremendamente misteriosos, y los famosos ambientes sulfurosos de mi querido azufre, se quedan a la altura del yeso comparado con la nebulosa agria de la cal expirando. luego después de gozar bajo el sol del primer verano de este año, la deje velada por la sombra del palo con la que mañana la amortajare antes de vestir mi casa con sus despojos... la deje toda la noche... en capilla a solas con la luna y bien contento me fui a saltar las hogueras del gran nómada, los que nunca se vieron en la necesidad de purificar su morada... otra vez lo comprendi rápidamente, si te quedas te pudres, si sigues el camino te curas... viva el patrón de los gitanos, viva san Juan y viva el sabio ancestro que nos invita a quemar la huella que nuestro cuerpo deja en el mundo.

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